『 °*• Cuarta Pieza •*°』
Llegó el viernes y estabas súper emocionada. Querías dejar una buena impresión a los demás en la fiesta, así que elegiste un vestido muy bonito y, para hacer contraste, te enfocaste en parecer desaliñada al ir a la escuela.
Ambos esperábamos que fuera como de película.
Llegando a casa te encerraste en tu habitación. No sabías si el transporte estaba especialmente lento ese día o si era muy grande tu entusiasmo. Tuviste que darte una ducha rápida sin lavar tu cabello o no te daría tiempo a secarlo y rizarlo.
No querías usar perfume, por lo que optaste por aplicarte crema con fragancia de rosas.
A pesar de la velocidad con la que te alistaste llegaste tarde a la fiesta.
Cuando llegamos al salón te despediste de papá (que te había llevado y recogido), subiste, entregaste tu invitación y entraste a una sala muy bonita, aunque vacía.
Te dirigiste hacia las puertas dobles del fondo y buscaste con la mirada a tus compañeros. Ellos estaban en la pista de baile y, al verte aparecer, llegaron rápidamente a tu lado y te guiaron hacia los jardines con los demás siguiéndoles.
Pasearon por el jardín, platicaron, jugaron, bailaron y te sacaste fotos con ellos en la cabina a pesar de que no te gustan, pero la pasaste genial.
Te gusta recordar el momento en que se desabrochó la correa de tu tacón y E (a quien en ese entonces le gustabas) rápidamente se ofreció a arreglarlo; te sentaste en el escalón, girando las piernas hacia un lado y estirando aquella con el tacón en cuestión. Él se tomó su tiempo, y esperabas que pudiera percibir la fragancia que emanaba de tu piel.
También ese otro en el que giraste haciendo levantar un poco la falda de tu vestido sintiéndote en una película de Disney, recibiendo comentarios de tus compañeros. Aunque más tarde al acordarte de que olvidaste ponerte un short debajo te hizo colorar de vergüenza, pidiendo secretamente que nadie haya visto nada.
Se podría decir que fue la mejor fiesta de tu vida hasta ahora.
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